4/9/10

Alerces milenarios


Los alerces sólo se pueden encontrar en el Sur de Chile y en un sector de Argentina. Y están ahí desde los tiempos en que Jesús recorría los caminos de Judea. Por eso, por su belleza, porque son un "libro abierto" donde leer los cambios climáticos de los últimos milenios, porque quedan pocos, es que está prohibido talarlos y venderlos... aunque esto igual sucede.

Siempre está verde. Es el segundo ser más longevo del planeta. Su tronco crece apenas un centímetro cada 15 años. Sólo existe en el sur de Chile y en un sector de Argentina. Está prohibido cortarlo. Y, a pesar de todas las restricciones, no faltan los "vivos" que realizan talas ilegales, para venderlo a atractivos precios. Porque - alguien hizo la comparación - tener un mueble de alerce es como tener una mesa hecha con piedras de las pirámides egipcias.

Como árbol gigante que es, llega a medir hasta 50 metros de altura (como un edificio de 20 pisos). Posee una corteza castaño-rojiza muy esponjosa, la que antiguamente se ocupaba parala construcción de los barcos.
Además de lo bonita, su madera es muy cotizada porque sirve para hacer tejuelas las que, sometidas a un proceso de brea o alquitrán, pueden tener una duración de cien años. De hecho, las casas del Sur de Chile generalmente están revestidas en sus muros - y no sólo en el techo - de tejuelas de alerce.

Los bosques de alerce se desarrollan en lugares pantanosos y ácidos y suelen estar acompañados de otras especies. Entre ellas se encuentran el mañío macho, el mañío hembra y el ciprés de las guaytecas.

Debido a su longevidad, el alerce es considerado vital para compreder procesos como el cambio climático global. Sucede que cada año estos árboles forman una nueva capa de madera bajo la corteza (los anillos), la que permite saber si en el pasado hizo frío, calor, lluvia o sequía. Por eso, su desaparición (la de los alerces) - además de muchos otros efectos - privaría a la humanidad de una información única para establecer cómo el clima del mundo ha cambiado. Es una especie de larga vida. Puede alcanzar entre 3.000 a 4.000 años, y en las zonas donde se encuentran representan verdaderos monumentos nacionales.

Lo malo es que este maravilloso árbol se demora siglos en llegar a las alturas que alcanza en el sur de Chile, y si se sigue con las talas ilegales, corre serio peligro de desaparecer.

A pesar de que la especie está protegida por
Decreto Supremo (N° 490) desde 1976, las talas ilegales, sumadas a los incendios forestales intencionales, amenazan la superviviencia: hoy quedan sólo unas 260 mil hectáreas de bosques de alerce, es decir, menos de la mitad de las que existían originalmente.

Esto es lo peor: de ellas, sólo un 17 % (42 mil hectáreas) se encuentran protegidas en el Sistema de Áreas Protegidas del Estado.

El alerce, cuyo nombre científico es Fitzroya cupressoides, está en estado de conservación en los parques de Hornopirén, Alerce Andino, en el Monumento Natural Alerce Costero, en el Parque Nacional de Chiloé, la Reserva Valdivia y el Parque Pumalín.

A esto se suma que las organizaciones ambientalistas TNC (The Nature Conservancy) y WWF (World Wildlife Fund) poseen 60 mil hectáreas.
Tomando en cuenta los riesgos que corre la supervivencia de esta invaluable especie, el Instituto de Investigación Forestal (INFOR) de la Universidad Austral de Chile (Uach), emprenderá desde el próximo año un proyecto fundamental: el monitoreo satelital de la masa viva y muerta del alerce a lo largo del país. A partir de enero o febrero de 2006 se hará un inventario por información satelital , fotografía aérea e investigación en terreno, en conjunto con la Corporación Nacional Forestal (Conaf).

La idea es trabajar durante el 2007 en la región de Aisén y en el 2008 en la de Magallanes, para continuar en los años restantes con las otras zonas de Chile. Dentro de cinco o siete años se pretende volver a monitorear la masa viva de alerces en la región de Los Lagos para ver los cambios.

Este proyecto fue aprobado por el Ministerio de Agricultura para que el Infor posea el centro de monitoreo con alta tecnología, es decir, un equipo de sensores remotos que entreguen el dato duro de cuál es la masa viva de alerce en Chile.

Además, la entidad posee nexos tecnológicos con el Consorcio de Monitoreo Avanzado de las Américas (Camesa), el Servicio Forestal de Estados Unidos y el Instituto Forestal de Finlandia (Medtla), país líder en el estudio de indicadores forestales.

El objetivo es que sea un trabajo "de por vida", donde se perfeccione el catastro de bosque nativo, realizado en 1997 por la Conama y la Conaf.

Históricamente, en las zonas de Fresia y Purranque, en la Décima Región, ha existido la mayor presión por extraer el alerce para su comercialización. De hecho, fue en Fresia donde se dio el caso denominado Caso Alerces en el año 2003, por la tala ilegal de la especie en la comuna, donde, incluso, se detuvo al alcalde por diversos delitos, y a funcionarios de Conaf.

En esas zonas - según un estudio elaborado por la Universidad Austral a petición de la Corporación Nacional Forestal - existen 10.064 hectáreas de madera de alerce muerto, lo que equivale a 663.975, 8 metros cúbicos. De este total, sólo el 36 por ciento de la madera, es decir 239.885 metros cúbicos, es aprovechable de acuerdo a la calidad que posee.

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